EDOC, la ventana del cine más prolífico de Ecuador
Quito.- El cine documental se apodera estos días de las pantallas ecuatorianas con 138 filmes de 45 países que tratan de dar vida a ese “otro cine”, menos comercial, que curiosamente tiene más caché entre los productores de Ecuador por su menor coste.
En su decimoséptima edición, el Festival internacional de cine documental EDOC (Encuentros del Otro Cine) proyecta hasta el 20 de mayo películas como “La Sombra de un Dios”, del cineasta austríaco Bernhard Hetzenauer, “Indian Winter” del estadounidense Matt Petterson, o “Muchos hijos, un mono y un castillo”, del español Gustavo Salmerón, ganadora del Goya al Mejor Documental en 2018.
Ha sido esta última, precisamente, la que ha inaugurado el festival el miércoles en un acto en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana CCE al que asistieron más de 2.000 personas.
En sus diez días de duración el festival tendrá una decena de invitados internacionales, entre ellos el mexicano Everardo González, a quien EDOC rendirá homenaje con una sección retrospectiva compuesta por seis de sus documentales.
Se exhibirán desde su ópera prima “La Canción del Pulque”, hasta su última película, “La libertad del diablo”, estrenada en 2017 en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
“El festival marca ahora una fecha obligatoria en la cultura del Ecuador”, dijo a Efe el director del EDOC, Alfredo Mora, quien explicó que las películas se agrupan en trece secciones.
“Hay diez invitados internacionales, 16 estrenos nacionales y tenemos actividades paralelas como clases magistrales, conversatorios y funciones al aire libre”, precisó sobre una cita que se desarrolla paralelamente en tres ciudades: Quito, Guayaquil y Cotacachi, una localidad de la provincia de Imbabura (norte).
Organizado por la Corporación Cinememoria, fundación sin fines de lucro integrada por gestores culturales que hace 17 años vieron la necesidad de los cineastas ecuatorianos de mostrar sus documentales, el festival dio sus primeros pasos de forma mucho más modesta.
De sus 600 candidaturas originales, ahora recibe 1.500 de 96 países y combina encuentros con cineastas y clases magistrales, por ejemplo la que ofrecerá la directora ejecutiva de la organización “Women Make Movies”, Debra Zimmerman, sobre oportunidades de distribución y financiación de documentales en EE.UU. para cineastas latinoamericanos.
Otro elemento que el festival trata de fomentar es la creación ecuatoriana que, a juicio de Hetzenauer, es más prolífica en esta categoría y se ha desarrollado más que la ficción, “por la necesidad de los autores de generar contenidos con presupuestos limitados”.
“Aquí la industria y la formación no está muy desarrollada. Además, el problema es la inversión del Estado en el cine. Con presupuestos bajos es muy difícil lograr una película de ficción”, agregó el cineasta austríaco.
Recalcó que las mejores cintas ecuatorianas han sido documentales y que “compiten fácilmente a nivel internacional”.
Y es que con las limitaciones además de espacios para su proyección -los documentales de autor no lleguen ni a las pantallas de televisión, ni a salas comerciales- el EDOC es “la única ventana dónde se puede apreciar este tipo de cine”, cuenta su director.
Entre sus secciones, el festival cuenta con una dedicada a la autoreflexión: “Cómo nos ven, cómo nos vemos”.
“Pasamos películas sobre Ecuador o hechas por directores ecuatorianos”, explica Mora sobre una categoría que cuenta este año con 16 estrenos, de los que ocho son largometrajes.
“Dan cuenta de la diversidad del cine documental en el país”, resalta el director del festival, que no trata de ser una muestra competitiva, si bien al final se entrega un reconocimiento al documental favorito del público.
Como broche de oro, los organizadores han concertado una sesión de clausura particularmente especial, una película rodada en la Quito de los años 20 del siglo pasado.
Este film, de 1922, ha sido recuperado de los archivos de la Embajada de Ecuador en París y digitalizado por el Instituto Nacional del Audiovisual de Francia.
El clamor de los organizadores por obtener más presupuestos para desarrollar cine documental es obligado, porque como dice Mora, “en ninguna parte del mundo son autosustentables y necesitan apoyo de políticas públicas”.(EFE).