La guerra sucia arrecia en la recta final de la campaña mexicana
La filtración de un vídeo en el que se acusa a Ricardo Anaya de recibir dinero ilícito para financiar su campaña. Llamadas anónimas a celulares de medio México en el que una voz insta a no votar por Andrés Manuel López Obrador. La guerra sucia arrecia a menos de un mes de que se celebre la elección presidencial, entre acusaciones cruzadas de todos los candidatos, culpándose unos a otros de iniciar campañas en contra de sus rivales.
El jueves por la tarde se difundió un vídeo, primero en Youtube y después en varios de los informativos más importantes de México, que revela imágenes y audios editados de tres encuentros entre una empresaria argentina y el hermano menor de Manuel Barreiro, un hombre de negocios que se ha convertido en un dolor de cabeza para el aspirante presidencial porque lo vincula con un caso de lavado de dinero en la venta de una nave industrial propiedad de Anaya. La Procuraduría General de la República (PGR), la Fiscalía mexicana, no ha logrado probar ni que el origen del dinero —53 millones de pesos, 2,9 millones de dólares— sea ilícito ni que Anaya se haya beneficiado de él. Sin embargo, el caso ha sido suficiente para que el electorado aumente su desconfianza en el expresidente del Partido Acción Nacional (PAN).
En el vídeo filtrado, Juan Barreiro señala que Anaya se acercó a su familia por recursos. Su interlocutora le pregunta para qué utilizaría Anaya el dinero. “Pues para la campaña”, responde él. En el tramo final del vídeo, Juan Barreiro asegura que en caso de que Anaya venza el 1 de julio: “Se nos abren las puertas”, “nos vamos al cielo”, asegura.
Anaya salió al paso con otro vídeo en el que responsabilizó al presidente, Enrique Peña Nieto, de la filtración. “Lo responsabilizo de mi seguridad y la de mi familia. No me va a doblar”, dijo el aspirante, quien tachó de “totalmente falso” el vídeo de Barreiro, aunque no especificó a qué se refería. Para Anaya, la difusión de las imágenes responde, por un lado a sus acusaciones contra el Ejecutivo —”dije con toda claridad que Enrique Peña Nieto es corrupto y repetí que cuando sea presidente me encargaré de que enfrente la justicia y que de resultar culpable vaya a la cárcel”—, pero también ahondó en la idea, que desde el Frente se ha tratado de hacer calar en la última semana, de que el actual Gobierno y López Obrador habrían llegado a un pacto para facilitar la victoria a cambio de no ser perseguidos.
El tres veces candidato también ha sido víctima de los últimos embates de la guerra sucia. Desde hace unos días, miles de celulares mexicanos han recibido llamadas anónimas en las que se insta a no votar por el líder de Morena, puntero en todas las encuestas, a quien se le acusa de querer amnistiar a criminales del narcotráfico, por ejemplo. “Ojo, ojo, mucho ojo, están haciendo llamadas al por mayor a teléfonos difamándonos, llamadas que hacen de teléfonos del país, pero también desde el extranjero”, aseguró López Obrador, que ha pedido al Instituto Nacional Electoral (INE) que intervenga. (E).