
Las fronteras invisibles en la hidroeléctrica que une a Brasil y Paraguay
Foz do Iguazú (Brasil).- Una serie de fronteras invisibles entre Brasil y Paraguay se respetan a diario en la Hidroeléctrica Binacional de Itaipú, el gigante de la ingeniería líder mundial en la producción de energía limpia y renovable, y que ambos países presentan como un territorio compartido.
Fronteras sí e invisibles también, porque, sin estar delimitadas específicamente, trazan una línea imaginaria para que el manejo de cada una de las operaciones y gestiones de la hidroeléctrica se haga de manera concertada entre brasileños y paraguayos.
Y no es para menos. Esta hidroeléctrica es el resultado de la cooperación entre las dos naciones que hace 44 años decidieron, en un acuerdo inédito, unirse y convertir en energía las aguas del río Paraná, que sirve de frontera entre ambos países.
Este símbolo de integración y amistad binacional, que abastece el 76 % de la energía demandada por Paraguay y el 17 % de la de Brasil, se constituyó en 1974 con una participación igualitaria de capital por parte de la estatal brasileña de energía Eletrobras y su equivalente paraguaya, la Administración Nacional de Electricidad (Ande).
Para tener un estimado de la magnitud de la mayor productora de energía del mundo, en su construcción participaron más de 40.000 operarios, se emplearon 12,7 millones de metros cúbicos de concreto y se hicieron excavaciones de tierra y roca de un tamaño 8,5 veces mayor a las del Eurotúnel que comunica a Francia e Inglaterra.
Con el volumen total de concreto utilizado se construirían 210 estadios de fútbol como el Maracaná de Río de Janeiro y con el hierro y el acero empleados se podrían edificar 380 torres Eiffel.
Su primera unidad generadora entró en operación en 1984. Para 1991, siete años después, ya funcionaban 18 unidades y con ellas la hidroeléctrica contaba con una capacidad de 12.600 Megawatts (MW).
Para el año 2000 ya completaba sus 20 unidades generadoras y en 2016 consiguió producir la marca histórica de 103,1 millones de MW por hora, lo que alcanzaría para atender las necesidades energéticas del planeta por un día y 17 horas y con lo que batió el récord mundial en generación de energía.
En esta hidroeléctrica, que tiene 7.744 metros de extensión y una altura máxima de 196 metros (el equivalente a un edificio de 65 pisos), la principal frontera se encuentra justo en la mitad de la edificación central que concentra las oficinas operativas, donde una línea invisible atraviesa transversalmente toda la construcción desde los pisos superiores hasta las plantas que se ubican en el subsuelo.
Los límites imaginarios se evidencian, por ejemplo, en la sala de Control Central, donde empleados de ambas naciones, bajo un mismo espacio y con sus escritorios separados por tan solo un par de metros, se enfocan en la producción energética de cada uno de sus países.
Allí se controlan las 20 unidades generadoras de Itaipú, de las cuales, la mitad producen energía en 50 Hertz (Hz), que es la frecuencia utilizada en Paraguay, mientras que las otras diez la generan en 60 Hz, que es la utilizada en el mercado brasileño.
Bajo un manto de diplomacia ejecutiva, se distribuyen también las funciones entre las dos naciones, con cargos de rangos paralelos que se necesitan uno al otro para dar el visto bueno consensuado a cualquier decisión.
El consejo de administración está conformado por 12 consejeros, seis brasileños y seis paraguayos, y dos representantes de los ministerios de relaciones exteriores, uno por cada país.
Igual número de personas componen la dirección ejecutiva de la hidroeléctrica que también se divide equitativamente entre funcionarios las dos naciones.
Estos cargos son nominados por los dos gobiernos a través Eletrobras y la Ande.
Para febrero de este año, la nómina de la hidroeléctrica se conformaba de 3.126 empleados de los cuales, 1.373 son brasileños y 1.753 paraguayos.
Es así como la hidroeléctrica que más ha generado energía en la historia y que constituye uno de los principales ejemplos mundiales de empresa binacional, funciona bajo los hilos invisibles de una frontera entre dos países.(EFE).