Las negociaciones para la desescalada tensionan la vida política española
Madrid (EFE).- Las medias extraordinarias para controlar la desescalada del confinamiento por la pandemia ponen en peligro las alianzas políticas que el Gobierno español tiene y que necesita para mantener la legislatura, dada su debilidad parlamentaria.
Mientras los contagios por coronavirus están cada vez más controlados y el número de fallecidos se sitúa por debajo del centenar en los últimos cuatro días, la tensión política aumenta.
El ejecutivo de coalición progresista, formado por el partido socialista (PSOE) y Unidas Podemos, consiguió este miércoles el apoyo parlamentario para prorrogar durante quince días más el estado de alarma, instrumento que permite mantener las restricciones a la movilidad para frenar la expansión del virus, aunque con una mayoría más ajustada que en las cuatro ocasiones anteriores.
Pero las negociaciones para conseguir los apoyos han provocado una tormenta política, después de haber pactado con los independentistas radicales vascos (EH-Bildu), a cambio de su abstención, la derogación total de la reforma laboral del anterior gobierno conservador del Partido Popular (PP), sin darlo a conocer en el debate y que horas más tarde, después de sacar adelante la votación, el PSOE rectificó.
Tanto el acuerdo como la posterior rectificación han causado una tormenta política en España.
A raíz de conocerse ese acuerdo, el líder del PP, Pablo Casado, arremetió duramente contra el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, por negociar el estado de alarma “con los proetarras”, en referencia a la cercanía que en el pasado tuvo esa formación política vasca con la banda terrorista ETA.
También desde la principal organización empresarial española (CEOE) y la organización de las pequeñas y medias empresas (Cepyme) rechazaron este jueves “con total rotundidad” el acuerdo.
La derogación de la reforma laboral fue un caballo de batalla de los partidos de izquierda en España y uno de los puntos más conflictivos en la negociación de la coalición entre el PSOE y Unidas Podemos y, aunque ya hay puntos que están derogados, como los despidos causados por bajas por enfermedad, otros se mantienen vigentes.
La minoría parlamentaria de la coalición de gobierno, que suman 155 escaños de los 350 de la Cámara, obliga a continuas negociaciones, pero en el caso de las medidas de confinamiento por la pandemia, algo que el Ejecutivo considera imprescindible, los partidos aprovechan para demandar otras peticiones políticas, que nada tienen que ver con la gestión de la pandemia.
En esta última ocasión, el Gobierno sacó adelante su propuesta con los votos a favor de dos partidos de centroderecha: Ciudadanos (liberales) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que ideológicamente están en el polo opuesto que EH-Bildu.
Sin embargo, perdió el apoyo de los independentistas catalanes de ERC (republicanos de izquierda), cuyo portavoz, Gabriel Rufián, advirtió de que con esos acuerdos estaban poniendo en peligro “el espíritu de la investidura”, en referencia al apoyo que el PSOE recibió de todos los partidos de progresistas y pidió a Sánchez que eligiera entre los posibles socios.