sábado 05 octubre 2024

¿Qué es la técnica ‘poka-yoke’ de producción y qué tiene que ver con los puertos USB?

El principio ‘poka-yoke’ propone crear alertas claras para que el operario o usuario se de cuenta de que hay un fallo o directamente diseñando los procesos y productos de modo que sea imposible equivocarse, como sucede con los puertos USB o con los sistemas contra el sobrepeso en los ascensores.

Corría el año 1961 cuando un ingeniero japonés, Shigeo Shingo, decidió dar respuesta a uno de los problemas más habituales que se daban (y siguen dando) en los entornos industriales: los errores humanos. Este diseñador se dio cuenta de que muchos de estos fallos se producían porque el operario no se daba cuenta de que estaba cometiendo un fallo o de que la propia cadena de montaje así se lo permitía. Imaginen sin más un obrero que coloca un tornillo de forma incorrecta en un agujero que permite introducirlo de cualquier modo y sin ser detectado… hasta que es demasiado tarde.

Shingo, que trabajaba en aquella época para el gigante automovilístico Toyota, entendió que la única forma de acabar con todo eso -y de paso asegurar la calidad de los productos- era impedir que se produjeran esos errores. Fácil de decir, no tan sencillo de implementar… o sí. Porque el principio básico de lo que se denomina ‘poka-yoke‘ (que en japonés significa ‘evitar el error inadvertido’) pasa por hacer que se alerte de forma clara de que hay un fallo o directamente diseñando los procesos de modo que sea imposible equivocarse.

El principio ‘poka-yoke’ se engloba dentro de las metodologías ‘lean’ y se centra en la fuente de todos los procesos de trabajo, desde el propio diseño de los productos. Así, encontramos dos tipologías distintas de ‘poka-yokes‘, unos que pasan por una función de control (que se diseña para impedir que el error llegue a producirse; los más efectivos, ya que paran la máquina o imposibilitan seguir con el proceso) y otros que solo tienen función de aviso (el dispositivo avisa al operario de un posible error mediante medios visuales o acústicos).

¿Cómo se traduce esta filosofía en reformas del proceso industrial más concretas? Existen métodos para hacerlo realidad tanto por contacto (el elemento físico localiza una pieza mal colocada, sin permitir un contacto erróneo), por repetición(se obliga a hacer un número determinado de repeticiones) o por seguir una secuencia (se establece un orden específico, sin saltarse pasos o alterarlo de cualquier forma). Alertas de toda índole, listas de verificación o topes son sólo algunas representaciones habituales del ‘poka-yoke’.

Un principio omnipresente

Podemos pensar que el ‘poka-yoke’ no es más que una filosofía muy interesante pero de poca o escasa aplicación, máxime fuera de un país con una cultura laboral tan perfeccionista como es Japón. Pero lo cierto es que encontramos aplicaciones muy fieles de este principio en nuestro día a día, casi sin darnos cuenta.

Piensen en un puerto USB, esos conectores universales que nos permiten transmitir datos, cargar dispositivos y un sinfín más de posibilidades. Si se fijan bien, se darán cuenta de que existe un tope en el medio del puerto, el cual no cumple ninguna función operativa. Su única labor es impedir que podamos conectar el cable de forma incorrecta, obligándonos siempre a introducir el puerto por la cara adecuada. En caso de cometer un error y acercarlo por la cara opuesta, simplemente chocará contra esta barrera. Imposible hacerlo mal, tal y como predica el ‘poka-yoke’.

Otro buen ejemplo es la alarma que se muestra cuando nos quedamos sin gasolina en nuestros coches. En un modelo tradicional, se habría optado por colocar simplemente el medidor de combustible, pero como muchos de nosotros no miramos dicho panel, los fabricante han introducido otras señales luminosas y alertas sonoras específicas para avisarnos de que nos estamos quedando en la reserva. Incluso en muchos vehículos esta alerta va incrementando su volumen y frecuencia de parpadeo en función de la cantidad de fuel de que todavía dispongamos.

Más todavía, hablemos de los ascensores y su sistema para evitar errores desencadenados por el exceso de peso. Todos los elevadores disponen de avisos luminosos y sonoros que avisan cuando hay más personas de las que el sistema puede cargar pero, lo más importante, el propio ascensor no cerrará sus puertas hasta que se resuelva la situación. De nuevo el principio del ‘poka-yoke’ de evitar el error y, en caso de insistir en ese fallo, simplemente no podremos hacer nada.


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